Hoy, el día creció con el fragor de un partido baladí, como
la espuma de un medicamento efervescente. Falso e innocuo. Creo que perdí más
de noventa minutos. Ese cuento de llegar ser una cabeza de serie en el mundial
de fútbol, es un espejismo memo. Esperé
el juego convenciéndome que también podría agitarme por unos segundos. A pesar de
tener un hombre de menos e ir perdiendo por un gol, al final fue un sentimiento
nimio. La verdad, el próximo partido, el repechaje de Uruguay, tendrá más
sentido. Creo con esto entender la ludopatía. Si no hay nada en riesgo, no vale
la pena jugar. Esto me hace recordar el poema “Si…”, de Rudyard Kipling. Creo
que es muy popular. Yo lo conocí en el 93, bajo una publicación de las selecciones
del Reader´s Digest. Volviendo al partido, al ver el mejor esfuerzo de los
jugadores, porque así lo creo. Quisiera expresar que sentí eso. No abrigué como
dice el poema: “Si puedes llenar el minuto con sesenta segundos de esfuerzo
denodado, tuya es la tierra y cuanto en ella hay, Y, más aún, ¡serás un hombre hijo mío!”.
Lamento decirlo, incluso para los que vibraron, que fue un tiempo yermo. Sé que los que no gustan del fútbol me lo
reclamaran diciéndome: “!Quien lo manda a ver fútbol!” porque así me lo han
dicho amigos y vecinos que no gustan de este juego. Creo por hoy, sólo por hoy,
que tenían razón. Además tengo otro argumento. Hoy al finalizar el partido,
escuché tan sólo un par de claxon. No fue el carnaval que escuché el viernes.
Con lo que me acuerdo, que Juan Fernando Duque me señaló que escribiera sobre una
idea loca que le comenté ese día. La idea, al ver semejante desorden, porque hay que ser sinceros, nuestro
tropicalismo es peligroso cuando nos vamos a los extremos, que debíamos cerrar
la avenida quinta, la más importante en Ibagué, ciudad que ahora propongo como
piloto para esta idea. Una vez cerrada la avenida principal, se prohíba también
el transporte en vehículos privados y de motos, todo esto, una vez termine el
partido. Que la alcaldía, en retribución a su medida coactiva, promueva plataformas
con espectáculos, como cualquier feria o fiesta, como la del San Juan que es
tan importante para la ciudad. Concluyendo, la idea es que se pueda celebrar a
pie, sobre la avenida, se pueda festejar si exponer a otros al estado de
embriaguez. Un festejo que deje de ser agresivo, porque así lo percibí cuando
se tomaron la avenida tercera que es peatonal. Era una horda de motocicletas
que ensordecían con sus pitos y sirenas. No me quejo por el ruido. Pero la
descripción es para hacer la imagen que debe llevarse el lector de mi idea. Sí,
Yo prefiero una avenida cerrada, con orquestas, con vendedores ambulantes, con
un caos típico, pero controlable, con menos botellas de motocicleta a
motocicleta. Bueno, esta puede ser otra idea no fecunda. Pero tal vez alguien
la lea y la promueva, y revisando las estadísticas de accidentalidad me den la
razón. Por otro lado, es muy triste para mí saber que escribí sobre esto. ¡Que esterilidad!
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