Deláture

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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Primer Rescate en el Ejercicio del Blog

Este es un primer rescate en el ejercicio del blog. Hace rato no escribo para mi blog.  Una desatención para conmigo que es imperdonable. He estado distraído con actividades de una cátedra de ajedrez para profesores de colegio. Cultura ajedrecística se llama el proyecto. Es increíble la cantidad de profesores que desconocen el ajedrez. Siempre pensé que era un conocimiento general, tal vez porque en mi infancia aprendía a jugarlo a temprana edad. Hoy frente a setenta profesores ante la pregunta ¿Quiénes saben jugar ajedrez? Sólo cuatro manos se levantaron. Aunque el propósito del proyecto es la transversalidad para enseñar otra área del conocimiento, el juego trae sus bondades. Bondades que no serán objeto de este pasaje del blog, pero que me resulta insólito que el juego sea tan desconocido. Si alguna idea me resultó del proceso, es que se puede hacer más llevándolo a la universidad, donde los estudiantes, futuros licenciados, aprendan y se difunda con más efectividad y prontitud.  Pero el día pasó por el espacio de la instantería, una tertulia alrededor de la literatura. Hoy la instanteria el tema fue leer en voz alta, la verdad sólo rescato que me den un impulso para escribir nuevamente, rescatar el olvidado egotorio. 

En la noche tuve tres llamadas seguidas y de consultas varias. Creo que la información que manejamos en la actualidad es muy diversa. La primera llamada, una amiga, fue para preguntarme si yo sabía cómo era la secuencia del código de barras. Elizabeth. Una pregunta que respondía a su trabajo, pero me sorprendió no recordar el tema, pero aún más me sorprende que ese tema no pudiese estar claro en la internet.  Lamentablemente no pude aportar una solución. Recordé que ahora está el código QR. El cuadradito que tiene cuadraditos al interior y su lectura se hace tanto horizontal como vertical. Una lectura en matriz, una idea de avance que se le escapó a medio mundo, ahí me dije, hasta yo puede ver esa posibilidad en su momento, pero la genialidad está en la sencillez. Esta es una reflexión sobre nuestra ceguera a oportunidades que  cuando se muestra son ¡tan evidentes!. Habiendo estudiado sobre el tema, a uno no se le ocurre esas vainas. Lo que me dejó inquieto es que la forma en que llevamos la información, de trazabilidad para el caso, ha cambiado de manera tan rápida, que ya espero la lectura en 3d. Parece que estoy envejeciendo a la velocidad de la tecnología. 

La segunda llamada, otra amiga, me pone You Know I’m No Good, de Amy Wine House, que hoy vio en la internet a Roger Moore, que Amy tenía razón, que ese si es un tipo elegante, que debió ser también el sex-symbol de su abuelita, que le da pereza ver una película y que se conforma con los cortos de youtube. Me sentí viejo hoy, y me imaginé viejo ayer. Ayer me preguntó por Moore cuando me traducía una canción. Le hablé del flamante 007, ella no le vio nada de inglés al nuevo Bond, Daniel Craig, yo sólo le respondía por el agente que le gustaba a Amy. Me pareció interesante como un nombre suelto en una canción, rescata de la tumba a un actor que desconoce una generación, y más aún cuando la cantante que lo menciona ha fallecido. 

La tercera llamada es por un mp3 extraviado, un dispositivo de audio que se esfumó. Una llamada breve por saber si yo tenía el aparato. Pero un niño acompañaba una amiga cuando respondí la llamada. En la conversación salió lo del mp3, el pequeño sorprendido me pregunta ¿Cómo se puede perder un mp3 si es una canción?. Para él, mp3 es un archivo. Y tiene razón, pero al explicarle el sólo conocía los teléfonos móviles o el computador. Luego, mi amiga le dijo que eso era un aparato viejo. Yo me sentí viejo de nuevo, y en defensa de los dispositivos mp3 dije que son populares todavía ¿cómo va a ser viejo un mp3 ya?.  

Al final del día, una aromática de frutas con la Sujeta, otra amiga, misma generación e igual sintonía. Hablar de familia, de proyectos, de vacaciones. Temas que no cuestionaron por un momento mi longevidad.  Pero ahora que escribo me digo, ¿esos temas no son de viejos?

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Onerat Discentem Turba, Non Instruit

Llegué tarde a enfrentar mi página en blanco para el blog. Así que tomé unas frases de Historia del cerco de Lisboa, es decir, dejo unas frases de Saramago, y un párrafo del mismo autor sobre los errores según Bacon, en su Novum Organum.

“Y es que no hay nada que más fatigue a las personas que la observancia rigurosa de los principios, que antes de que la carne ceda ya flaqueó el espíritu” Saramago.

“Se duda, por ejemplo, aunque sea siempre cosa de buena prudencia dudar de la propia duda” Saramago.

“Divide él los errores en cuatro categorías, a saber idola tribus, o errores de la naturaleza humana, idola specus, o errores individuales, idola fori, o errores del lenguaje, y finalmente idola theatri, o errores de los sistemas. Resultan ellos, en el primer caso, de la imperfección de los sentidos, de la influencia de los prejuicios y pasiones, del hábito de juzgarlo todo según ideas adquiridas, de nuestra insaciable curiosidad a pesar de los límites impuestos a nuestro espíritu, de la inclinación  que nos lleva a encontrar más analogías de las que realmente hay entre las cosas. En el segundo caso, la fuente de los errores viene de la diferencia entre los espíritus, unos que se pierden en los pormenores, otros en vastas generalizaciones, y también de la predilección que sentimos por ciertas ciencias, lo que nos inclina a querer reducirlo todo a ellas. En cuanto al tercer caso, el de los errores del leguaje, el mal está en que muchas veces las palabras no tienen sentido, o lo tienen indeterminado, o pueden ser tomadas en acepciones diversas, y, finalmente, cuarto caso, son tantos los errores de los sistemas que no acabaríamos nunca si empezáramos a enumerarlos aquí. Válgase, pues, el corrector de este catálogo y prosperará, y sírvase también de los beneficios de aquella sentencia de Séneca, reticente como a los días de hoy conviene, Onerat discentem turba, non instruit, máxima lapidaria que la madre del corrector, hace muchos años, y sin saber latín y poquísimo de su lengua propia, traducía con natural escepticismo, Cuanto más lees, menos sabes”.


martes, 5 de noviembre de 2013

Ubicación



Me parece una coincidencia estar leyendo Historia del Cerco de Lisboa y que me llegue un correo con la oración de adhan. Como si llegara el canto del muecín desde el otro extremo del planeta. El almuédano llamando a todos para inclinarse hacia la qibla, la dirección de la meca. Como si la humanidad necesitara de la coalescencia en una sola oración. Todos emanando energía hacia la Kaaba, el poliedro negro, que parece guardar relación con otro eje de la tierra, uno que fuera perpendicular al eje de rotación. Uno que habla de la misericordia de Dios, de la gracia de Dios, que Alah es grande. Si a mí me hubiera tocado el Islam por religión estaría perdido. No por la doctrina, sino porque a duras penas con una brújula daría con la qibla. Debo confesar que como siempre he vivido entre montañas, siempre me guío con ellas para ubicarme, o si no me ubico con una construcción sobresaliente. Me parece largo el procedimiento de imaginar por donde sale el sol, para luego buscar la perpendicular y encontrar por ejemplo el sur. Si logro ubicarme y luego realizo un movimiento, dos minutos más tarde estoy desubicado, tengo que realizar el mismo procedimiento. Este conocimiento se pierde entre generaciones. Estoy seguro de que mis abuelos, o los abuelos de mis abuelos, o ancestros muy en el pasado, tenían la facultad de ubicar la estrella del norte con facilidad, o con sólo ver las constelaciones sabrían si es noviembre o diciembre. Esos saberes que eran útiles para la cotidianidad se han perdido. Me imagino que hoy por hoy, una aplicación en el celular o la tablet soluciona el problema de la qibla, pero son estos pequeños detalles de conocimiento que parece sacrificamos con la tecnología. Tal vez por ser colombiano, es que conozco el almanaque Bristol. Podría decir que es una aplicación vetusta, aclarando que es un texto, para saber de nuestros astros y nuestra relación con ellos. Sé que para un citadino no es importante saber cuándo es el tiempo de pesca, o el de siembra, o cuando cortar la guadua, pero ese conocimiento parece diluirse entre saberes campesinos. Pero lo más triste aun, es que no conozco historias que logren perpetuar estos saberes. Puede ser que no haya indagado sobre el tema, pero como tampoco soy antropólogo, no puedo asegurar que no existan. Me gustaría escuchar un cuento, colombiano desde luego, que contenga algunos secretos codificados que sean herramientas en los quehaceres del campo. Espero que al plasmar este interés alguien me tome por sorpresa y me narre una historia que encripte saberes perdidos. Hace algunos días conocí una aplicación que te mostraba las constelaciones, sin importar si es de día, con tal practicidad que podías ponerla frente a ti, con el horizonte detrás, y veías las posiciones celestes. Incluso si la ponías contra el suelo, podías ver las constelaciones que verían en su firmamento quien estuviese en el extremo opuesto del globo terráqueo. Creo que perder la antigua devoción por los astros, ha hecho que perdamos nuestra perspectiva como seres de un pequeño planeta. Como si se perdiera el respeto de la casa por conocer sus límites.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Toma Un Poema y Compártelo

Te decían: toma un poema y mejóralo. Te demorabas buscándolo, escogiéndolo, sintiéndolo y luego aparecía otro, como una flor o un insecto nuca visto. Toma un poema y mejóralo. Ante la imposibilidad de adoptarlo abandonas el canto ajeno. Seguro de que hallarías sosiego, creas el tuyo. Lo crees dentro. Entonces el mundo se viene encima. El peso de darle alas a tus palabras no es satisfactorio. Sólo cuando las encuentras piensas en meterlas en tu corazón.  Empieza la incertidumbre de saber si eres tú. Ves la fogata con detenimiento. El ascender vertiginoso de las cenizas eleva tu mirada al firmamento. Te das cuenta como palidecen las cenizas y te quedas con las estrellas. Deseas crear una fogata que destelle en otros planetas. Sabes que esto no es posible. Deseas quitar toda soberbia, pero ella se irradia, creyendo que das calor a los calados huesos que te acompañan en la playa. Te das cuenta que has hablado antes de tiempo. Se caminó un paso a la vez, creyendo perder por hoy. El camino es ahora más envejecido. Tu sendero está marcado.  Sólo si te propones desasosegar, darás otro paso. Con más dudas, la senda hace bombear más tu corazón. No quieres sucumbir al compromiso. A tus personas, los palaciegos de tu juicio y los esclavos de tu vesania, brindo estas palabras por viajar conmigo. Pueden ser fragantes magnolias que saben a carne quemada. O serán cosecha amarga del vino en el cenáculo de Cristo. Que será la inocencia recluida en un baño en la cárcel de menores. Sólo espero de los demás energía para la diferencia. Que entiendas que porque me explico es que debes desconfiar de mi experiencia. Que mi prescindibilidad sea tan vana como la de seguir leyendo. Que lleves duelo si no has escuchado un discurso así.  No soy filósofo porque no pienso mucho en un sentido definitivo, sólo me dejo llevar, a veces me inclino como una espiga ante el viento. Ya se me acabaron las excusas a mi falta de voluntad. Ojalá una de estas palabras sea bálsamo, esperanza o coraje, tres posibilidades que puedes estar buscando. Frente a la muerte el poder se desvanece, frente a la vida, el insaciable dolor tantálico, el masoquismo existencial. El deseo de acércame de la lejanía para ser accesible, para ser cercano, tan próximo que se pueda latir en un solo corazón. Que el sopor de esta lectura tenga un fin, que sea ambicioso, que motive un paso en el combate permanente, que transforme el mundo. Toma un poema y compártelo.


Compartiendo:

PLATÓN O EL PORQUÉ (Wislawa Szymborska)

Por oscuros motivos,
en desconocidas circunstancias
el Ser Ideal ha dejado de bastarse a sí mismo.

Podría haber durado y durado, sin fin,
hecho de la oscuridad, forjado de la claridad
en sus somnolientos jardines sobre el mundo.

¿Para qué diablos habrá empezado a buscar emociones
en la mala compañía de la materia?

¿Para qué necesita imitadores
torpes, gafes,
sin vistas a la eternidad?

¿Cojeante sabiduría
con una espina clavada en el talón?
¿Desgarrada armonía
por agitadas aguas?
¿Belleza
con desagradables intestinos en su interior
y Bondad
-para qué con sombra,
si antes no tenía-?

Ha tenido que haber algún motivo
por pequeño que aparentemente sea,
pero ni siquiera la Verdad Desnuda lo revelará
ocupada en controlar
el vestuario terrenal.

Y para colmo, esos horribles poetas, Platón,
virutas de las estatuas esparcidas por la brisa,
residuos del gran Silencio en las alturas...

WISLAWA SZYMBORSKA

(Traducción de Gerardo Beltrán Y Abel A. Murcia Soriano)

domingo, 3 de noviembre de 2013

Cumpleaños de Mi Tía



Vientos de antaño soplaban a través de las palmas. Girardot no es ya el pueblo en que pase mi infancia. El día fue largo, salimos a las 4:00 pm, al cumpleaños de mi tía Amparo. Celebramos en una casa del barrio la magdalena. Estaban todos. La brisa alzó alondras en todo corazón. Hace tiempo no bailaba. La música que le gustaba a mi madre sonó a intervalos. Salsipuedes, Carmen de Bolívar, Caprichito y otros temas de Lucho Bermúdez, unos boleros y recuerdo también algún tema de José Feliciano. Todos siguiendo el rio. Hubo hasta trencito. Los niños por todos lados, como sintonizando el caos. Gente que viene, gente que va. Los meseros surtiendo bebidas con suprema diligencia. Los niños querían desafiar a los padres saliendo a rodear la piscina. Los boleros brillaron como luciérnagas. Todos hablaban poniendo al día sus noticias. El espejo de agua de la piscina se erizó como piel de gallina con la briza. El hombre en todas las edades es un niño. Los mariachis llegaron con una tonada fuerte, que una vez terminada se tomaron tanto tiempo en conectar y ensamblar equipos que, pensamos se les había olvidado las canciones. El novio de mi prima Margarita cantó. El árbol de caucho majestuoso se mecía. En una sola mesa estaba todo el otoño del Magdalena. Una estrella fugaz despertó el ladrido de un perro. Sirvieron comida, lasaña, ensalada y arroz con nueces. La calma se asienta cuando los niños comen. Los meseros abandonan su devoción al servicio. Todos se levantan ayudar, traer, llevar, surtir. Los camareros acertaron en el momento justo para exhibir su ausencia. Luego, vuelvo a ser raptado para ser pareja de baile. Cuatro canciones más, y soy escolta por unos minutos, acompañando a tomar taxi. Más tarde camino con mi primo Fernando José a dejar a mi tío Gerardo en casa.  Me devuelvo a despedirme. Abordamos el carro nuevamente, mi hermano, su novia y mi padre. Al llegar a Ibagué parece hacer frío.

viernes, 1 de noviembre de 2013

B.



Hay noticias que te lastiman porque encuentras hostil la realidad que compartes. Pero hay noticias que hurgan en tu vida. Que te preguntas, ¿Qué pasó? Que fue de los días felices de amigos. Que fue de las historias de músicos foráneos. Esas que se narraban con la devoción de mostrar que se conocía de música, como si pudieras llevártela en tu bolsillo y escucharla con celo sin que el otro supiera de ese placer reservado a los dioses. Que se tenía un tesoro a la luz de todos, al alcance de cualquiera, pero esa música sólo tenía un amante celoso. Que fue del tiempo cuando la vida era hermosa. Cuando te ufanabas de saber más de esa música, tu música. Recoger recuerdos gratos y ver hoy una pena tan densa, tanta desdicha para una familia. Que pasó con pasar horas fluyendo bajo la energía yuxtapuesta de Floyd Council y Pink Anderson. Ahora, se recogen las hojas muertas con un rastrillo, las penas y los recuerdos también, entre la hojarasca seca, se pueden ver surcos de trinos y de aves en vuelo, se puede oler la primavera pasada. Un amigo en la cárcel, no me imagino un escenario peor. Recuerdo caminar en Bogotá, en las noches frías, cuando la ciudad giraba sobre sí misma, cuando clamábamos justicia por las bombas que ponían al azar, estruendos de la mafia en una convulsionada nación, cuando las niñas que dormían entre felpudos no daban ni para hablar, que sólo Paulina Porizkova divaga en el discurso. Hablamos del telón de acero y lo vimos caer en su último acto. Repaso que íbamos de casa en casa caminando atravesando Unicentro. Que escuchamos el grito de U2 desde Dublín. Que bastaba una radio o un televisor para cargar ideas y seguir hablando. Que salir a merendar comidas rápidas tenía el éter del cenáculo. Que el silbido de los vientos de cambio tenía sentido y el río Moscova desembocaba en el Magdalena. El futuro estaba en el aire y lo podías sentir en todos lados. Que te avisaban de las espinas en las rosas y estábamos locos por punzarnos. Que escuchábamos al DJ decir que el amor que fácil viene y fácil se va. Que como una premonición el grupo tenía su etiqueta: Poison, y sabíamos que beberíamos del brebaje. 

En la vida se toman caminos separados. Hace rato no sabía de la suerte de B. La aflicción de saber tal sombra me recuerda lo afortunado que soy. Espero que la condición de su proceso cambie. Si una frase puede hacer enfrentar con más valor ese tormento, entones: Fuerza viejo, ¡Fuerza!