Deláture

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miércoles, 9 de octubre de 2013

EMPEZARÉ POR LAS COSAS MÁS OBVIAS

Este blog primero que todo, espero sea un ejercicio conmigo mismo. Por otro lado atiendo a una cita de un autor universal, J. Saramago, quien motiva iniciar esta actividad con esta frase: "El blog va iluminándole el camino al autor: ésa es su virtud". Me es difícil comenzar esta actividad. Sólo espero no desfallecer. Lo más difícil es publicar el compromiso. Espero se haga presente cada vez que sea necesario. Espero aparezca perseverante cuando esté en ese aprieto de no poder, o no saber, u otro er, que infausto que me lo impida.

Creo que empezaré por las cosas más obvias. Mi país tiene varias cosas en juego. Un Proceso de Paz, un Conflicto fronterizo con Nicaragua por un Fallo de la Corte de la Haya y la clasificación al mundial de fútbol. La presente semana en todos los medios no se habla sino de un partido contra Chile. Ya sé  que es un cliché criticar eso, como la banalidad del fútbol devora cosas más relevantes. Cosas a las que debemos estar más atentos para una mejor convivencia. Pero el solo argumento de que es un forma de escape en masa, me engaña por momentos y la ilusión de que pueda llegar a ser un gramo de consuelo, me la creo y me la gozo. Es bueno hablar con alguien que genere discrepancias tan fútiles. Hablar de fútbol lo veo sano (aunque si da miedo ir al estadio). Sería muy cruel afirmar que el interés del hombre de a pie, el ciudadano común o el del obrero atareado, se centre en otra cosa que no sea el partido de Chile el viernes. Pero existen otras circunstancias de interés nacional, una es que el Presidente Juan Manuel Santos ha declarado inaplicable el Fallo de la Corte de la Haya, al respecto, las voces de diferentes sectores se unen a la estoica posición presidencial, sin embargo, ante el hermetismo del Proceso de Paz hay muchas críticas. Podría pensarse que es más fácil aglutinar las voces políticas entorno a la guerra, que a un escenario de paz. Es claro que sólo es bajo la entrega de armas de un solo actor, pero sin duda es el más importante, por historia y por su empatía con otros Estados, Cuba y Venezuela. Por ahora continuamos segundos en la tabla de clasificación al mundial de fútbol, cosa que une al país no de igual manera que lo haría una guerra, y no una guerra que responda a un conflicto interno si no una fratricida con un estado hermano de nuestra América. Mi deseo es que se ponga fin al conflicto interno, en el cual nací y me crié, aunque el flagelo de su violencia lo haya padecido con menor sufrimiento que el de otros compatriotas. Por los atisbos propios de otras guerras, espero que los compatriotas de San Andrés y Providencia, los directamente afectados, puedan recuperar el territorio que nos fue arrebatado en el arbitrio de una Corte que alteró la calma en el Caribe. Por otro lado no creo en la Paz, la verdadera, el conflicto en Colombia muta más rápido de lo que lo percibimos. El narcotráfico se que no se irá y el resto de problemas típicos y coyunturales de una nación, las seguiremos padeciendo. Cada convulsión de iniquidad, de los múltiples actores que orquestan con los múltiples factores seguirá. Sólo espero como un colombiano más, del proceso de paz: No salir engañado, Percibir una mejor convivencia, Perder el escepticismo a cerca de nuestros dirigentes y sepultar la visión funesta que comparto en la calle con la gente del país que estamos dejando a la próxima generación.

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